Nunca olvidare la colmadera Josefa. Con su medio fondo hasta el tope, tapandole parte de los pechos como si fuera un vestido strapel, sus dos moños y con unas palabras de alientos para sus clientes a pesar de que el colmado transpiraba la ruina en cada espacio que observabas.
Su especialidad: pan de agua con queso amarillo, mayonesa y frutina (¿Se acuerdan de este jugo?) tan solo por el precio de 10$
Con cuatro hijos: Eliza, Melisa y otros dos mas que no recuerdo el nombre. Cuando iban por la calle, solo se escuchaba: ahi va el conani!!!
La gente se preguntaba por que a pesar de las ventas el colmado siempre se estaba cayendo y es que los chiquitos aprovechaban que su madre no estaba y consumian lo que estaba de venta, otra razón: "El fiao" . En una libreta de petete toda polvorienta escribia los nombres de los que iban cojiendole fiao o a credito. Había quienes le pagaban pero otros nunca regresaban.
Hey!! traeme la cinco botellas que hay en tu casa que a mi me la cobrabran. Gritaba Josefa. Ese era el cuento de nunca acabar.
Un buen día nos marchamos de aquel barrio: "Sabana perdida" dejando atras a tantos personajes como el de Josefa que daban un poco de policromía y sabor dominicano a mi vida.
Después de un tiempo regrese y sus dos hijas, las cuales le llevaba muchos años, estaban embarazadas sin esposos que la mantenieran y conviviendo en la misma casa que un día fue el colmado de Josefa y que en la actualidad esta cerrado. Josefa ahora es la vende chicharrones y sus clientes le siguen comprando fielmente.
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