Pongo mis días en manos de Dios. Yo soy su ovejita y el mi pastor. Nada tengo que temer.
De eso trata la fe: dejarse caer, confiando en que abajo no encontrarás vacío sino la mano de Dios, listo para abrazarnos.
El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
nada me faltará.
El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
1 comentario:
Me encanta este salmo, proporciona mucha tranquilidad, el mio, mi favorito es el salmo 91.
Muchos besos y abrazos!
Te quiero pequeña!!!
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