martes, noviembre 04, 2008

Duodécima séptima vez… No mas…

Quisiste con tu comentario, corregirme. Eran las 12: 40 de la tarde y andaba con el suéter un poco levantado, estaba en mi casa y me dirigía a mi espacio de paz: mi habitación. Te dije que me dejara tranquila pues estaba en mi hogar y deseaba estar como quisiera. Tanto te molesto mi comentario que en respuesta gritaste, afirmando que yo te odiaba y que no quería saber de ti. Es tu costumbre trata de hacer sentir mal con tus palabras aquellas personas con las cuales te incomodas. No valían las palabras, estabas en tu berrinche emocional. Una niña grande y como tal me pediste que me olvidara de que existías.

No soy igual que tu. Es cierto que no soy un ser perfecto. La única diferencia entre tu yo es que no guardo veneno en mi corazón y no suelo quedarme mas de un día enojada con una persona pero si tu deseo es encerrarte en tu pequeño mundo inundándolo de pensamientos negativos pues así lo respetaré.

Solo recuerda que:

Somos el resultado de nosotros mismos. Yo decido a que cosas darle importancia. Es mi responsabilidad el avanzar o quedarme en la neutralidad de la nada

Lo que le des al mundo, eso recibirás.. Brinda una sonrisa y te devolverán cien más. Regala un abrazo y otros mil te abrazarán. Valora las cualidades de los demás y cariño no te faltará. Busca y encontrarás. Los demás son un espejo de lo que sientes y eres.

La tolerancia es otra forma callada de luchar por la paz. Si quieres enseñar a los demás alguna actitud, norma o la forma de agradar a Dios. Predica con el ejemplo.


El que se ama de verdad no siente jamás que los demás le odian. Conócete, amate y deja de hacer prejuicios de las personas.


Lo siento pero no mas. Hasta que decidas salir de tu encierro.

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