miércoles, enero 07, 2009

En aquellos tiempos








El 5 de enero todos los que pertenecíamos a la generación "Niños" debíamos acostarnos temprano pero antes dejar la carta y los diferentes agrados a los reyes magos que consistían en un vaso de agua, hierba para los camellos, dulces y cigarrillos.


Yo, con cinco años iba a mi cama rápidamente y en vano trataba de dejar un ojo entre abierto para así alcanzar con la vista tan si quiera la barbita de Melchor.


En la mañanita del 6 de enero se escuchaban los pitos retumbar por todo el barrio que era mi comunidad y yo ansiosa veía emocionada los hermosos regalos que me habían dejado los reyes.


Cada año la emoción de esos juguetes no perdía su encanto a pesar de que un día el secreto de que los reyes magos no existían fue declamado por un niño en la fila del colegio. Algunos lloraron, otros dijeron: ya lo sabia, mientras que otros permanecieron indiferente ante tal declaración.


Hoy seis de enero del 2009 los reyes no pasaron por mi habitación. Mi padre ya no esta, que en paz descanse y mi madre dice que ya soy grande para esas cosas, pero la esperanza de este mágico día permanece. Pues aun vive esa niña soñadora y ese deseo que ya no es nada material se lo pongo escrito en una orilla de mi corazón, esperando que desde el cielo los santos reyes magos lean mi petición y lo concedan.


1 comentario:

jCarlos dijo...

Feliz año nuevo Dulciblue!!!!

No me dejaron nada los reyes contigo?